Nuestras compañeras vistieron a la
profesora la semana pasada con un atuendo muy deportivo: guantes y traje de
boxeo. A primera vista se podría decir que iba agresiva por lo que implica esa
indumentaria, pero en el fondo era un vestuario reivindicativo.
Nuestras compañeras nos estuvieron
diciendo las razones de porqué vistieron así a nuestra maestra: el rosa es de
chicas, el rosa es de débiles, el deporte de contacto es de hombres, etc. Estos
son algunos de los estereotipos a los que se enfrentaron y ante los que
luchamos las mujeres cada día.
El rosa suele ser el color de las
mujeres, lo que tradicionalmente ha implicado debilidad y falta de protección.
Son muchas las personas que no se dan cuenta que el rosa implica lucha,
perseverancia e implica fuerza. Un claro ejemplo son las personas que luchan
contra el cáncer de mama y cuyo símbolo de lucha es el rosa. Esas mujeres y
esos hombres luchan contra algo que no han elegido ellos y luchan por hacer
vistoso una enfermedad que por ahora no encuentran cura. Para mí el rosa no
tiene nada de débil, para mí el rosa implica fuerza, lucha, sufrimiento,
ruptura de barreras sociales.
A lo largo de la historia se ha
catalogado a la mujer como débil, como la encargada de hacer las tareas del
hogar, como lesbiana si realiza deportes de contacto, etc. El simbolismo que asociamos a las cosas está
haciendo de esta sociedad un desastre, una categorización de las personas por
comentarios que hacen unos cuantos. Está en nosotros luchar o asimilar las
categorías que nos obligan a aceptar.
Yo me considero una luchadora desde
pequeña, a la vista está con esta foto. A raiz de hacer judo, he tenido que aguantar insultos como marimacho y si le sumamos las gafas que llevaba en su momento las vejaciones siguen aumentando. Yo ya me he categorizado: luchadora y defensora de mis gustos; ahora solo queda que te categorices tu.
Iris Rabanal Casero
Sí Iris, las etiquetas son dolorosas, gracias por compartir tu niña interna
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