CRISTINA DÍAZ PESCADOR

                                                                                                   




Desde  que comenzamos la asignatura, he sentido una conexión especial con todo aquello que hablábamos en el aula y que aprendíamos además de una plena libertad de expresión. Cada Lunes, los conocimientos y los sentidos se conectaban de tal manera que todo fluía solo y el tiempo pasaba demasiado deprisa, haciendo que las ganas de que llegase el siguiente Lunes aumentasen. Hemos tenido la oportunidad de tomar la palabra en un gran grupo, de expresar aquello que deseásemos y de ser escuchados y aprender a escuchar.

En éste vídeo he tratado de plasmar uno de los miedos más atroces que me ha estado persiguiendo durante éstos últimos meses, una pesadilla demasiado real, que se ha estado repitiendo. El tema de los sueños había sido totalmente desconocido para mi hasta hace unos meses, cuando empecé  a anotar cada día todo aquello que soñaba cada noche, tratando de analizar posteriormente el porqué de muchas cosas o elementos que aparecían en ellos.

En  varias entradas os he estado hablando de mi sueño, con lo que seguro que éste os resulta un poco más familiar, además de haber trabajado en clase con los elementos que rodean a éste sueño. Os puede parecer una mera pesadilla más, pero yo no lo veo así y es eso lo que me ha llevado a hacer mi vídeo sobre ella. Comencé a soñar lo mismo a raíz de un problema de salud que tuvo una de las personas más importantes de mi vida, mi abuela, la cual sufrió un ictus. Su fuerza y su lucha constante hizo que las secuelas fuesen aparentemente inexistentes  y esa recuperación y fuerza con la que lo afrontó todo, además de la manera en que se preocupaba por que estuviésemos bien los de su alrededor, me hizo replantearme muchas cosas. 
Por suerte soy una persona muy afortunada y gozo de la presencia de mis cuatro abuelos, con los cuales me he criado y al tener ese apego tan fuerte con ellos me fue imposible olvidar lo sucedido y lo que podría haberla llegado a pasar.
Lo cierto es que los conocimientos que nos aportó Pilar sobre el análisis de los sueños, me permitió ir viendo los elementos de éste y poder relacionarlos con aspectos de mi vida. Aunque he de reconocer que éste seguimiento me hizo estar un par de semanas bastante exaltada y asustada, pues era incapaz de quitármelo de la cabeza y tenía miedo de quedarme dormida y soñar de nuevo aquello tan impactante para mí.

La pesadilla

Todo comienza cuando me quedo dormida y despierto sobresaltada en medio de la noche, por el fuerte ruido de las agujas del reloj. La habitación no es la mía, es decir, me levanto en una cama que no es la de mi cuarto y al mirar alrededor no veo ningún reloj, pero el sonido continúa sonando. Es entonces cuando asustada y temblorosa decido salir del cuarto para encontrar el reloj que tanto suena y apartarlo de mi lado, pues me perturba en exceso y me provoca ansiedad. Mi horrible sorpresa aparece cuando me encuentro un acantilado al otro lado de la puerta y al tratar de regresar a la habitación, no solo no encuentro el pomo, si no que muchos ojos me persiguen en la más inmensa oscuridad. Corro hacia el acantilado y me detengo frente a él planteándome las dos alternativas que tengo: huir de los ojos saltando al acantilado o enfrentarlos. Entonces decido elegir la segunda opción y cuando me acerco asustada hacia ellos, despierto exaltada y sudorosa en mi cama con la rabia y alivio de no haberles podido plantar cara (una contradicción), con la libreta de sueños en la mesilla.
Mis sensaciones al grabar el vídeo fueron muy intensas, pues era como revivir la pesadilla otra vez. Pasé mucho miedo y angustia.

Elementos de mi sueño

El reloj y los ojos: Creo, aunque me costó hacer estas relaciones, que el reloj parecía estar diciéndome que era poco el tiempo que quedaba para que ocurriese algo, pues cuando más rápido y fuerte sonaba el TIC- TAC del reloj aparecían los ojos haciéndome quedar al borde del precipicio. Los ojos carecían de rostro, eran grandes y brillantes, escalofriantes y siniestros. Eran determinantes y al no poder hablar con esos seres, me resultaba imposible preguntarles nada ni tratar de decirles que se fuesen, pues además por mucho que tratase de articular palabra me era inútil, no tenía voz. 

Por otro lado, dentro del sueño, veo claramente las dos alternativas de final. En muchas de mis otras pesadillas termino cayéndome a la nada o a un precipicio y despierto de repente, pero aquí soy capaz de decidir, aunque las primeras veces del sueño me empujaban.
Por otro lado el hecho de despertarme, en el propio sueño, en una habitación diferente a la mía, muy parecida a la de mi abuela me resultó cuanto menos extraño.

Al final del vídeo aparecen: el reloj de plastilina, el ojos y el cuaderno de sueños. Éste último dibujo lo hice la segunda vez que tuve la pesadilla y los dos primeros los elaboré en clase.

Aquí os dejo el vídeo, espero que lo comprendáis y que no os de tanto pavor como a mí:



https://www.youtube.com/watch?v=HStZKxkQhH0


Aquí os dejo una poesía o escrito que la escribí a ella, tras estos sucesos y estas pesadillas:

Sentirte vivo y apagarte al instante,
perseguir tus sueños y que estos huyan de ti,
observar el sol caer bajo un enorme cielo gris.
Apretar con fuerza los párpados para no ver jamás,
Querer gritar y no tener voz,
Querer volar y no tener alas.
Esa vida prometedora de la que tanto se habla, esa vida de ensueño, utopía infinita.
Esa vida es la que se escapa entre tus manos, entre el imparable tic- tac de las manecillas de reloj que muchos intentan detener pero que pocos detienen.
Ese tiempo que un día decidimos contabilizar y que ahora nos muestra
su ultimátum a cada instante.
Ese pájaro que en una jaula encerramos un día
y al que no escuchamos ya cantar.
Ese olor olvidado por el tiempo que jamás volveremos a sentir.
La inconfundible textura del primer beso,
ese que ya no practicamos por falta de tiempo.
La ternura disipada en unos brazos que antes te envolvían
Y que ya no lo hacen.
Es la vida, es el tiempo, son las costumbres o tal vez no.
Relaja los párpados, vive, sueña, vuela, grita
huele, siente, besa, abraza, se libre y sobretodo AMA.
Pero si amas hazlo con toda la fuerza y la intensidad que ambas libertades os otorguen,

Y será en ese momento en que las manecillas del reloj parezcan estar paradas.

Cristina Díaz Pescador


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