¡Buenas
noches mis queridos emocionArtes!
En la clase de hoy, hemos estado conversando sobre
el libro de Krishnananda, titulado "De la codependencia a la libertad". Este autor habla
sobre los seres humanos diciendo que somos criaturas con una larga historia,
que poseen un niño herido a cuestas.
Portada del libro de Krishnananda
A través de los postulados de este autor, hemos
llegado a la conclusión de que los niños están constantemente en un proceso de adaptación
al medio. Es decir, acomodándose a las cosas que pasan en su entorno, pero sin la
mayoría de las capacidades que poseen los seres adultos, lo que supone que esa adaptación
sea más compleja. El ser humano es un ser extremadamente vulnerable, que tiende
a aguantarse el miedo y las cosas que le hacen sufrir. Por ello, este autor
dice que todo el mundo lleva un niño herido inserto en él, refiriéndose a todas
las fracturas emocionales internas que tenemos, que de alguna manera acabaran
aflorando y nos harán enfrentarnos a situaciones difíciles. Según el autor, el amor es lo que este
niño herido reclama con gran intensidad.
Krishnananda dice que los seres humano estamos formados por tres partes. La primera es un núcleo, en el centro de nuestro cuerpo, parte difícil de romper. Luego está la zona vulnerable, capa que rodea al núcleo, y por último, la capa protectora, formada por una barrera de "pinchos".
Krishnananda dice que los seres humano estamos formados por tres partes. La primera es un núcleo, en el centro de nuestro cuerpo, parte difícil de romper. Luego está la zona vulnerable, capa que rodea al núcleo, y por último, la capa protectora, formada por una barrera de "pinchos".
Representación 1 realizada por Pilar Peréz Representación 1 modificada
Los niños se relacionan a un nivel, en el que no
hace falta que la capa protectora esté muy activa. Sin embargo, en situaciones
como el amor o una amistad muy fuerte separamos un poco estos pinchitos y nos
acercamos a la capa de vulnerabilidad. Nuestra capa de vulnerabilidad en estos
casos, se pone en contacto con la capa de vulnerabilidad del otro individuo. En la zona
de vulnerabilidad está el niño herido. Por ello, hay que tener mucho cuidado
con quien dejar entrar en esta parte, ya que el ser humano es muy inconsciente
y en ocasiones podemos llegar a causar mucho daño.
Hay personas que por ciertas circunstancias o simplemente
porque su personalidad, les cuesta romper esa capa protectora. Bajo mi punto de
vista, mantenerse todo el tiempo con esa especie de barrera puesta, conlleva que
no te puedas abrir a los demás, y por lo tanto, no puedas comportarte totalmente como eres con ningún individuo.
Es decir, puedes estar sola, estando muy acompañada. Otro problema que te puede
ocasionar, es que no consigues ser totalmente feliz, porque no dejas acceder a
tu zona de gozo. Si conseguimos estar en la capa de vulnerabilidad suficiente
tiempo, lograremos llegar a un punto donde encontraremos la paz.
Por último, me gustaría comentaros mis queridos seguidores,
que tras la asamblea hemos salido al exterior y hemos realizado un “corro de la
patata”. Me ha resultado inquietante el hecho que al principio todos los
alumnos, incluida Pilar, hemos hecho un círculo unido. Pero luego, nos ha
pedido Pilar que hagamos grupos pequeños. Hemos representado el cuerpo que
describe Krishnananda, con el núcleo central, al que le ha rodeado otro grupo
de alumnos representando la zona de vulnerabilidad. La capa protectora era el resto de alumnos, que no se encontraban en ninguna de las anteriores capas. El círculo se ha
utilizado como idea de protección. Todo círculo tiene una parte interna y una parte
externa, y esto a nivel simbólico está relacionado como que si integramos
totalmente el círculo, aceptamos lo que cambia fuera y lo que cambia dentro.
Laura Romero Chicote
Laura muchas gracias por analizar del libro al círculo que hemos hecho todos juntos con el grandote único y luego con los tres círculos, tienes razón que inconscientemente hemos reproducido el asunto, muy fuerte. A ver creo que alguien hizo alguna foto, sería bueno tener el testimonio, aunque lo tenemos en nuestro recuerdo
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