¡Buenas mis queridos Emocionartes!
Hoy,
14 de Marzo, os traigo una entrada muy significativa para mí, pues considero
que la motivación es un elemento muy importante en la vida y específicamente en
la enseñanza impartida en las escuelas, donde se espera que la educación nos
ayude a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos, ayudándonos a
descubrir nuestros talentos… nuestras habilidades…nuestro “ELEMENTO”, concepto
desarrollado por Ken Robinson, experto en educación y creatividad, del que hablaré próximamente.
En
primer lugar, me gustaría mostraros este vídeo para comprender un poco mejor
como ha sido y es la educación de hoy en día en multitud de instituciones
educativas a nivel mundial.
En
este vídeo podemos ver cómo fue la educación de hace más de un siglo, siendo un
modelo de educación industrial, basado en la producción. Las necesidades de
antaño no son las mismas que las actuales, pues en el último siglo el mundo ha
cambiado a pasos agigantados, creando
nuevas necesidades, alejadas de los objetivos que se crearon en una época
distinta para responder a retos diferentes.
La educación con el paso del tiempo ha
ido transformándose constantemente y el sistema apenas ha cambiado, estructurando las aulas en filas como si de una cinta de producción, propia de una fábrica se tratara, en la cual se le da prioridad a una puntuación, una calificación con la que se atreven a determinar incluso la calidad de las personas que somos.
De esa manera, muestra cómo se manifiesta la uniformidad en las escuelas, tratando a los niños de la misma forma cuando se supone que cada uno tenemos nuestro propio ritmo de aprendizaje, necesidades distintas y somos únicos, singulares e irrepetibles. ¿Por qué la educación busca que los alumnos alcancen los mismos objetivos y conocimientos, sin tener en cuenta sus intereses y habilidades?
Sara Sánchez-Pascuala Sanz
De esa manera, muestra cómo se manifiesta la uniformidad en las escuelas, tratando a los niños de la misma forma cuando se supone que cada uno tenemos nuestro propio ritmo de aprendizaje, necesidades distintas y somos únicos, singulares e irrepetibles. ¿Por qué la educación busca que los alumnos alcancen los mismos objetivos y conocimientos, sin tener en cuenta sus intereses y habilidades?
A
medida que he ido creciendo, he vivido multitud de experiencias… de las cuales
han formado parte muchas personas, pues son muchas las que han pasado por mi
vida, pero tan solo unas cuantas han calado en mi interior y me han influido de
manera positiva.
De ellas tan solo guardo buenos recuerdos, pues de una forma u otra supieron comprender que era lo que realmente me gustaba, supieron escuchar y centrarse en los intereses de cada niño...de cada alumno, transmitiendo con pasión y entusiasmo aquello que querían que aprendiésemos. Por ello, fueron personas, maestros y maestras, que supieron transmitir la pasión que sentían en lo que hacían y con ello lograron motivarme a aprender, pues la motivación es un aliciente sin el cual no hay lugar para el aprendizaje.
De ellas tan solo guardo buenos recuerdos, pues de una forma u otra supieron comprender que era lo que realmente me gustaba, supieron escuchar y centrarse en los intereses de cada niño...de cada alumno, transmitiendo con pasión y entusiasmo aquello que querían que aprendiésemos. Por ello, fueron personas, maestros y maestras, que supieron transmitir la pasión que sentían en lo que hacían y con ello lograron motivarme a aprender, pues la motivación es un aliciente sin el cual no hay lugar para el aprendizaje.
Hay
personas, elementos y circunstancias que terminan influenciándonos, ya sean
miembros de nuestra familia, maestros y maestras, amigos, un vecino que
comparta nuestros intereses, una persona ajena a nuestro entorno a la cual
admiremos, la historia que nos pueda mostrar una película, un libro que hayamos leído, una experiencia, etc.
Pequeños detalles que marcan la diferencia y llegan hasta lo más profundo, donde afloran las emociones, que son al fin y al cabo las que nos mueven hacia lo que realmente nos interesa, aquello con lo que nos sentimos realizados, con el fin de encontrar ese talento que nos hace felices, pues como ya descubrieron los griegos “No aprendemos repitiendo de memoria, si no haciendo, cuando nos emocionamos”.
Pequeños detalles que marcan la diferencia y llegan hasta lo más profundo, donde afloran las emociones, que son al fin y al cabo las que nos mueven hacia lo que realmente nos interesa, aquello con lo que nos sentimos realizados, con el fin de encontrar ese talento que nos hace felices, pues como ya descubrieron los griegos “No aprendemos repitiendo de memoria, si no haciendo, cuando nos emocionamos”.
Por
esa razón, considero esencial que tanto la escuela como el propio entorno deben
potenciar el desarrollo de cada individuo, de la creatividad, del talento, pues
para ser felices necesitamos realizarnos, es decir, descubrir aquello que se
nos da bien y que nos apasiona. De eso mismo nos habla Ken Robinson, el cual
considera que: “La educación está reprimiendo los talentos y habilidades de
muchos estudiantes; y está matando su motivación por aprender”.
Bien es cierto que muchas personas acaban sus estudios sin descubrir lo que realmente se les da bien, por lo que muchos creen que carecen de talentos y no es así, pues quizás no hayan encontrado todavía su “Elemento” porque por desgracia en la escuela no les han ayudado a desarrollar su potencial. ¿Por qué la escuela está dejando que se esfumen los grandes talentos de niños que tienen capacidades extraordinarias, malgastandolas implacablemente?
Pues bien, la realidad actual es que en nuestra sociedad las disciplinas artísticas se relacionan con los sentimientos, la expresión personal y el desarrollo de la creatividad, las cuales están menos valoradas por el sistema educativo que aquellas que se encuentran en la cima de la jerarquía como las matemáticas o los idiomas.
Y me pregunto, ¿Por qué se relaciona la creatividad únicamente con las artes, cuando esta es necesaria en cualquier área del conocimiento para encontrar múltiples respuestas a un problema, ya sea en el ámbito de las matemáticas, la música o las humanidades? La educación tiene que comprender que no hay que valorar más unas asignaturas que otras por su peso en la sociedad, pues todas son igual de validas e importantes para desarrollar el talento, la creatividad o las capacidades de los alumnos.
Bien es cierto que muchas personas acaban sus estudios sin descubrir lo que realmente se les da bien, por lo que muchos creen que carecen de talentos y no es así, pues quizás no hayan encontrado todavía su “Elemento” porque por desgracia en la escuela no les han ayudado a desarrollar su potencial. ¿Por qué la escuela está dejando que se esfumen los grandes talentos de niños que tienen capacidades extraordinarias, malgastandolas implacablemente?
Pues bien, la realidad actual es que en nuestra sociedad las disciplinas artísticas se relacionan con los sentimientos, la expresión personal y el desarrollo de la creatividad, las cuales están menos valoradas por el sistema educativo que aquellas que se encuentran en la cima de la jerarquía como las matemáticas o los idiomas.
Y me pregunto, ¿Por qué se relaciona la creatividad únicamente con las artes, cuando esta es necesaria en cualquier área del conocimiento para encontrar múltiples respuestas a un problema, ya sea en el ámbito de las matemáticas, la música o las humanidades? La educación tiene que comprender que no hay que valorar más unas asignaturas que otras por su peso en la sociedad, pues todas son igual de validas e importantes para desarrollar el talento, la creatividad o las capacidades de los alumnos.
Ken
Robinson considera que todos nacemos con grandes talentos naturales pero a
medida que pasamos más tiempo en el mundo, perdemos el contacto con muchos de
ellos. Es esencial conectar con nuestros talentos e inclinaciones individuales.
“El Elemento” es como Robinson denomina el lugar donde convergen las cosas que
nos gusta hacer y las cosas que se nos dan especialmente bien.
A
raíz del análisis que hemos realizado el lunes con pilar sobre los dibujos
infantiles, hemos observado como los niños, de edades tempranas, no tienen miedo
a dejarse fluir a la hora de expresarse de forma artística, pues eso es “cosa
de mayores”, ese miedo a equivocarnos es un proceso que se va incubando a
medida que vamos creciendo, fruto de las experiencias vividas en la escuela.
Enlazado a este tema me gustaría mostraros un pequeño fragmento, que surge al
comienzo del libro “El elemento”, en el que Ken Robinson cuenta la historia de
una niña que dice así.
«Hace
unos años oí una historia maravillosa que me gusta mucho explicar. Una maestra
de primaria estaba dando una clase de dibujo a un grupo de niños de seis años
de edad. Al fondo del aula, se sentaba una niña que no solía prestar demasiada
atención, pero en la clase de dibujo si lo hacía. Durante más de veinte minutos
la niña permaneció sentada ante una hoja de papel, completamente absorta a lo
que estaba haciendo. A la maestra aquello le pareció fascinante. Al final, le
preguntó, ¿qué estas dibujando?, sin levantar la vista la niña contestó, “estoy dibujando a Dios”.
Sorprendida la maestra dijo, “pero nadie sabe qué aspecto tiene Dios”. La niña
respondió, “lo sabrán enseguida”».
Gracias
a historias como esta, nos damos cuenta de la asombrosa confianza que tienen
los niños en su imaginación, la cual se va perdiendo a medida que
crecemos.Cuando somos niños nos arriesgamos a fallar, si no sabemos hacer algo,
eso no es un obstáculo para nosotros, lo intentamos porque no tenemos miedo a
equivocarnos. Como Robinson afirma: “Si no estás dispuesto a equivocarte, nunca
saldrás con algo original”.
Cuando nos hacemos adultos, perdemos esa capacidad de equivocarnos porque tenemos miedo a ello, miedo a que nos prejuzguen. Por consiguiente, si en los sistemas educativos se penaliza a los niños por cometer errores, visualizándolo como algo malo, tendremos como resultado la extinción de esa creatividad con la educación.
Cuando nos hacemos adultos, perdemos esa capacidad de equivocarnos porque tenemos miedo a ello, miedo a que nos prejuzguen. Por consiguiente, si en los sistemas educativos se penaliza a los niños por cometer errores, visualizándolo como algo malo, tendremos como resultado la extinción de esa creatividad con la educación.
Para
concluir, considero que la prioridad de las escuelas debería ser motivar a los
niños, darles luz para que encuentren aquello que les apasiona, solo así
llegaran a encontrar su “Elemento” y desarrollar a sí su talento a través del esfuerzo y la perseverancia.
He de decir que yo misma sigo buscando “elementos”, pues creo que no solo hay una única cosa que me apasiona y en la que puedo ser habilidosa, sino que hay infinidad de cosas en las que podemos sobresalir, las cuales quizás todavía desconozcamos que se nos dan bien y que nos gustan porque todavía no las hemos puesto en práctica. Por ello, es importante tener ganas y estar motivado a explorar y a probar cosas nuevas, pues nunca se sabe lo que el destino puede depararnos…
He de decir que yo misma sigo buscando “elementos”, pues creo que no solo hay una única cosa que me apasiona y en la que puedo ser habilidosa, sino que hay infinidad de cosas en las que podemos sobresalir, las cuales quizás todavía desconozcamos que se nos dan bien y que nos gustan porque todavía no las hemos puesto en práctica. Por ello, es importante tener ganas y estar motivado a explorar y a probar cosas nuevas, pues nunca se sabe lo que el destino puede depararnos…
Semejanza
con la historia de Alicia en el País de las maravillas buscando el camino para
llegar a casa:
-
Alicia: ¿Podrías decirme que camino debo seguir?
-
Gato de cheshire: Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar...
Dibujo recogido en imágenes de la plataforma Google |
Dibujo recogido en imágenes de la plataforma Google |
Sara Sánchez-Pascuala Sanz
Gracias Sara hermoso relato, ojalá que consigamos que la escuela cambie y que todos encontremos nuestro hogar interno y lo que nos hace felices
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